Mis queridos #Trendlovers, esta vez les quiero contar un poquito de mi increíble experiencia recorriendo las iluminadas calles de Nueva York, la ciudad que nunca duerme. Y es que siempre he pensado que esta ciudad es una de las tantas en las que me gustaría vivir.
Pero primero déjenme contarles una anécdota que tuve al empezar mi viaje. Ya saben que soy de los que les encanta hacer las cosas en calientito y sin planear tanto, pero a veces también se me van las cabras al monte. Fíjense que hice mis maletas, compré mi boleto de avión y ¡vámonos! Pero ¿qué creen que pasó #Trendlovers? Casi se me iba la boca de lado cuando en pleno vuelo recordé que no había hecho ninguna reservación.
Yo ya estaba con los nervios de punta y jalándome las greñas por no tener donde alojarme al aterrizar. Y en lugar de disfrutar mi vuelo, me puse como loco a buscar algún lugar donde quedarme, pero no encontré nada. Y justo cuando me resigné a dormir en una banquita sobre el puente de Brooklyn, alguien me contó sobre booking.com, un sitio que hace por ti la reservación.
En ese momento les juro que me regresó el alma al cuerpo, chavos. Ni siquiera tuve que preocuparme por buscar un buen alojamiento, porque para cuando bajé del avión ya tenía hotel y toda la cosa.
Esa tarde llegué al Mondrian Park Avenue, un súper hotel con una tremenda vista al Empire State y al resto de la ciudad. Y lo mejor de todo es que al llegar no tuve que hacer nada, porque booking.com ya se había hecho cargo de todo ese rollo de la reservación. Está buenísimo ¿no?
Llegando la noche, me lancé al famoso Sleep No More. Y para los que no saben de que se trata pongan mucha atención porque estoy seguro de que después de que les cuente se van a quedar con muchas ganas de querer ir.
El edificio se encuentra en la calle 27 Oeste donde entran por una enorme puerta doble sin marcar. Lo primero que hacen es caminar por un oscuro pasillo que de entrada hace que se les ponga la piel de gallina. Así que mejor llévense a su viejo o vieja para que tengan de quien agarrarse.
Al dar su nombre, reciben una tarjeta de juego como entrada y se los llevan por un pequeño laberinto apenas iluminado. Pero no se me espanten #Trendlovers que tampoco me los van a manosear. Después, al terminar el pasillo llegan al llamativo barman de jazz del hotel de los años treinta con una decoración ancestral que para qué les cuento.
Y como si de una película de terror se tratase, los van llamando por el número de su tarjeta para entregarles una máscara veneciana, y nada más para que se den una idea, son algo así como las de la película de ‘La noche de la expiación’. Todo esto pasa en un elevador de carga que es donde comienza lo bueno. Pero no les quiero adelantar más #Trendlovers, pero tienen que ir cuando estén por allá. Yo salí fascinado.
Tampoco podía perder la oportunidad de visitar la Catedral de San Patricio donde me tomé esta increíble foto.