Si después de entrarle duro a la comida comienzan a sentir que se cuajan en la silla y que una tremenda pesadez los invade por todos lados, probablemente están siendo víctimas del mal del puerco.
Y fíjense nada más #Trendlovers, porque no importa su sexo, edad o raza, este evento ataca parejo. Desde estudiantes luego del receso, hasta diputados en plena sesión plenaria. ¿Les pasa seguido, chavos?
El sueño postpandrial o marea alcalina, como se le conoce en medicina, ataca justo después de echarnos una hamburguesa, tres tlacoyos, un flan napolitano y una coca de vidrio light; y puede durar desde unos minutos hasta dos horas.
PERO ¿POR QUÉ PASA?
Para no hacerles el cuento largo, #Trendlovers, el cuerpo entero se enfoca en ayudarle al estómago a producir ácido clorhídrico para digerir toda esa comida que nos metimos, y luego, producir bicarbonato para compensar ese ácido gastado, haciendo que nos sintamos excesivamente cansados y terminemos echándonos un coyotito de varias horas.
Lo importante aquí es evitar ingerir grandes cantidades de comida, tratar de masticar más despacio los alimentos, desayunar bien, mantenerse hidratados y, súper importante, caminar por lo menos 10 minutos después de comer.
Así que, si de repente sienten que se les va la vida después de comerse un postrecito, no se me estresen chavos, sólo es el mal del puerco y ya saben qué hacer.
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