Oigan, ¿alguna vez les ha pasado que están rodeados de su familia, de sus amigos, incluso de su pareja… pero por dentro sienten un hueco enorme? Esa sensación que no sabes explicar, pero que te pesa. Pues justo de eso hablamos con la psicóloga picudaza Alicia Domínguez de Pedro, mejor conocida como la Doctora Descanso, para entender qué hay detrás de esa soledad que duele aunque no estemos solos.
La soledad en compañía: el nuevo mal silencioso
Vivimos hiperconectados —con el trabajo, las redes, los pendientes, los amigos— y, aun así, hay algo que no termina de llenar. La doctora lo llama “soledad en compañía”: ese vacío emocional que no se nota a simple vista, pero que se instala poco a poco cuando dejamos de tener conversaciones reales.
“Podemos estar rodeados de gente y aun así sentirnos solos, porque cada vez nos relacionamos desde la superficie”, explica Alicia. Y es cierto: hablamos de lo que pasó en el trabajo o del tráfico, pero casi nunca de lo que sentimos.
El mandato de no sentir
Desde niños nos enseñaron a no llorar, a no pedir ayuda, a “aguantar como los fuertes”. El problema es que eso, a la larga, nos desconecta de lo que realmente sentimos.
“La mayoría de las personas no saben cómo expresar lo que les duele, porque crecimos escuchando frases como ‘no pasa nada’ o ‘tú puedes solo’. Y claro, así vamos guardando todo en silencio hasta que un día se vuelve demasiado”, dice la doctora.
Cuando el disfraz es la felicidad
Hoy las redes sociales nos han vendido una falsa idea de plenitud: la vida perfecta, la sonrisa en cada historia, los logros sin pausas. Pero la realidad es otra. “Estamos obsesionados con mostrar perfección y eso nos aleja de nuestra autenticidad. Entre más fingimos estar bien, más solos nos sentimos”, agrega Alicia.
Y ahí viene el punto más fuerte: muchas veces no es el entorno el que nos deja fuera, somos nosotros mismos quienes dudamos de nuestro valor. “Nos decimos que no nos invitaron por compromiso, que no le caemos tan bien a la gente… y esa narrativa solo alimenta la inseguridad”, explica la especialista.
La soledad también puede sanar
Aunque nos cueste aceptarlo, la soledad no siempre es mala. “Hay que resignificarla”, dice la Doctora Descanso. “A veces, estar en silencio contigo mismo no es vacío: es paz. Hay gente que necesita del ruido para recargarse, pero otros necesitamos de la calma”.
La clave está en el equilibrio: saber cuándo el aislamiento te da serenidad y cuándo empieza a doler. Si te descubres sintiéndote solo incluso rodeado de otros, si sientes ese vacío que no se va, ese es el momento de pedir ayuda.
Revisa tus cimientos
Antes de culpar al mundo, revisa lo básico: ¿duermes bien?, ¿comes bien?, ¿te mueves lo suficiente? “No puedes cuidar tu salud mental si ni siquiera estás cubriendo tus necesidades físicas”, recuerda Alicia.
Y si de plano el malestar se alarga, acércate a un profesional. La soledad se trabaja. Y cuando se entiende, deja de doler tanto. Además, puedes visitar el sitio web de Colchones Carreiro, en donde la Doctora Descanso tiene más herramientas para ti, o darle play a nuestro podcast.

























