En casi todas las casas donde hay más de un hijo, tarde o temprano aparecen los famosos celos entre hermanos. Esa rivalidad que empieza desde el momento en que uno escucha: “Vas a tener un hermanito”, y el otro se queda con cara de “¿y yo qué?” puede ser tan normal como compleja.
Para entender hasta qué punto es normal y cuándo es momento de poner un alto, platiqué con la psicóloga picudaza Alicia Domínguez de Pedro, mejor conocida como la Doctora Descanso.
La rivalidad: ¿normal o alarma encendida?
La experta me explica que los celos son parte del desarrollo emocional y social de los niños. Tienen mucho que ver con la búsqueda de atención, las diferencias de edad y la manera en que comparten espacios o juguetes.
Hasta ahí, todo bien: es natural que un hermano mayor se moleste porque el pequeño llora todo el tiempo o le quita sus cosas.
Pero, ojo: deja de ser normal cuando aparecen agresiones constantes, violencia física o uno de los niños empieza a mostrar ansiedad, insomnio o miedo persistente.
El rol de los papás: comparaciones que hieren
Uno de los factores que más alimenta la rivalidad son las comparaciones. Frases como “si te parecieras más a tu hermana” o “tu hermano sí hace caso” son pólvora pura en la relación. “Los hijos lo notan y lo resienten”, advierte Alicia.
Por eso recomienda repartir el tiempo de calidad de manera equitativa y evitar etiquetas como “el problemático” o “la consentida”. El ejemplo que educa Los niños no solo escuchan, también observan.
Si como papás resuelven los conflictos de pareja con gritos, comparaciones o competencias (“yo trabajo más que tú, tú haces menos en la casa”), es muy probable que los hijos repliquen esas dinámicas.
En cambio, si ven a sus padres dialogar y poner límites con respeto, aprenderán a manejar la rivalidad de manera asertiva.
Cuando los celos se vuelven bullying en casa
Mucho se habla del bullying escolar, pero ¿qué pasa con el que nace en casa? Si un niño recibe constantemente golpes, burlas o humillaciones de su hermano y los padres lo minimizan con un “déjalo, no sabe lo que hace”, se está normalizando la violencia.
Lo más grave: los hijos tienden a repetir los mismos patrones que viven, ya sea en casa o con sus compañeros.
Estrategias para padres
La Doctora Descanso sugiere varias acciones:
- Dar tiempo de calidad a cada hijo, aunque sea un día a la semana.
- Escuchar y validar sus emociones, incluso cuando parecen “caprichos”.
- Involucrar a los mayores en la llegada de un nuevo hermanito, para que no se sientan desplazados.
- Establecer reglas y consecuencias claras, dialogadas y compartidas en familia.
- Y, sobre todo, mantener la conciencia de que los celos pueden ser un motor de aprendizaje si se manejan bien, pero un problema serio si se ignoran.
¿Y cuando ya son adultos? Los resentimientos de la infancia no desaparecen solos. Muchos hermanos arrastran heridas de comparaciones, favoritismos o injusticias que nunca se hablaron. “El secreto está en revisitar esas dinámicas familiares, reconocer lo que pasó y cambiar lo que no funcionó”, afirma la Doctora Descanso.
Si quieres escuchar todo lo que me contó la Doctora Descanso, dale play a mi podcast, o entra al sitio web de Colchones Carreiro para más herramientas.
