La terapia debe ser parte de nuestra canasta básica, algo que sí o sí debemos hacer aunque sea intimidante. En los últimos años nos han metido hasta el cansancio la importancia de tomarla pero…¿alguna vez te has preguntado cuándo es el momento de dejarla?
Si ya te parecía difícil tomar la primera sesión, imagina cuando por fin debes cerrar ese ciclo. Para despejar todas las dudas, invité a la psicóloga más picuda, Alicia Domínguez de Pedro, la Doctora Descanso.
Como bien lo dice Alicia, la terapia es un acompañamiento profesional con objetivos claros, no está diseñada para ser eterna. Lo importante es tener un cierre saludable y dejar siempre las puertas abiertas para regresar en caso de que lo necesites.
Si aún tienes dudas de cuándo soltarla, presta atención a las señales que la Doctora Descanso nos dice, porque por más miedo que tengas, llegará el día en que debas pasar página.
- Te sientes emocionalmente más fuerte. Lo que antes te desbordaba ahora lo manejas con más calma y asertividad.
- Reaccionas diferente. Si antes explotabas a la primera provocación y ahora respiras, analizas y actúas… has progresado.
- Lograste las metas que te llevaron a tomar terapia. Ya sea que superaste el divorcio, la crisis de ansiedad o la relación tóxica que te mandó con el psicólogo.
- Ya no buscas a tu terapeuta para cada emergencia. Si antes le escribías a la menor provocación y ahora puedes resolver las cosas por tu cuenta, es señal de tu autonomía emocional.
- Tienes más claridad sobre ti mismo. Reconoces tus patrones, miedos y hábitos poco saludables, y además sabes cómo trabajarlos.
- Te das cuenta que ahora tienes más herramientas emocionales. Gracias a tu trabajo terapéutico ya sabes cómo enfrentarte a situaciones difíciles.
Pero ojo… no siempre es momento de soltar. Así como hay señales para cerrar, también hay banderas rojas que indican que es momento de levantar la mano y volver a terapia: una crisis inesperada, una pérdida importante, estrés extremo o cualquier situación que te esté rebasando.
La prevención también aplica para la salud mental. No esperes a colapsar para pedir ayuda.
Recuerda que existe una gran diferencia entre hablar con un amigo sobre tus problemas y que te aconseje, a que trates esos temas con un profesional que tiene el conocimiento necesario para ayudarte, y que además es completamente imparcial.
La moraleja es clara: la terapia no es cadena perpetua. Es un proceso con inicio y cierre, y ese cierre se celebra, porque significa que has crecido, sanado y adquirido la fuerza para seguir adelante por tu cuenta.
Si quieres saber más sobre lo que me dijo la psicóloga Alicia Domínguez de Pedro, dale play al podcast, o entra al sitio web de Colchones Carreiro para conocer todas las herramientas que ella ha preparado para ti.
