Tener amistades es de lo mejor que nos pasa en la vida: gente con la que compartimos risas, aventuras y momentos inolvidables. Pero no todas las amistades son saludables. Algunas, aunque nos cueste admitirlo, pueden ser tóxicas. Aquí te cuento cómo identificarlas para que cuides tu paz mental y emocional.
Siempre es sobre ellos, nunca sobre ti
¿Sientes que tu amistad está desequilibrada? Si siempre hablas de sus problemas, sus logros y sus intereses, pero nunca hay espacio para que tú te expreses, algo no está bien. Una amistad debería ser un ida y vuelta, no un monólogo.
Te hacen sentir menos
Un amigo tóxico puede disfrazar comentarios hirientes como “bromas” o decir cosas que minan tu confianza. Frases como “no creo que puedas hacerlo” o “ay, no exageres” son señales de alerta. Una verdadera amistad debe elevarte, no hacerte dudar de ti mismo.
Todo es un pleito
¿Te da miedo expresar tu opinión o ser tú mismo porque temes cómo reaccionarán? Si siempre estás tratando de evitar conflictos o de no “molestar”, puede ser porque esa persona no es tan buena compañía como crees.
Te manipulan con culpa
Un amigo tóxico suele usar la culpa para que hagas lo que ellos quieren. Pueden decir cosas como “si fueras mi amigo de verdad, harías esto por mí” o “nunca estás para mí cuando te necesito”. Las relaciones saludables no te hacen sentir obligado a nada.
Chismean sobre ti o te traicionan
Si descubres que hablan mal de ti a tus espaldas o comparten cosas que les confiaste, eso es una señal clarísima de toxicidad. La confianza es la base de toda amistad, y sin ella, no hay relación que valga la pena.
¿Qué hacer si identificas una amistad tóxica?
Primero, habla con esa persona y expresa cómo te sientes. A veces, las personas no se dan cuenta de su comportamiento. Si no hay cambios o siguen lastimándote, es momento de distanciarte. Tu bienestar debe ser tu prioridad.
Recuerda: no estás obligado a mantener en tu vida a personas que no te suman. Rodéate de quienes te hacen sentir bien, te apoyan y celebran tus logros.