Pesadillas en la infancia

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RECOMENDACIONES DE LA DOCTORA DESCANSO ® DE COLCHONES CARREIRO

Las pesadillas son ensoñaciones aterradoras parecidas a los terrores nocturnos, aunque se diferencian de estos por dos hechos concretos:

  • Se producen durante el sueño REM (en la segunda mitad del sueño nocturno).
  • El niño explica claramente qué es lo que ha soñado, lo que generalmente provoca que se despierte.

Las pesadillas suelen iniciarse entre los tres y los seis años. Sin embargo, es entre los seis y diez años es cuando se observa la máxima prevalencia, a partir de dicha edad los niños dejan de tener pesadillas progresivamente, debido a que estas suelen desaparecer espontáneamente antes de la adolescencia, pero si persisten se debe asegurar de que no hay presencia una psicopatología.

Los episodios duran unas semanas y están relacionados con algún acontecimiento externo que ha causado inquietud en el niño. A medida que disminuye la ansiedad diurna también las pesadillas disminuyen en intensidad y frecuencia.

Para un diagnóstico más certero se deben basar, fundamentalmente, en la historia clínica con la ayuda de las agendas/diarios de sueño. Además, se debe valorar la gravedad y cronicidad de las pesadillas y tomar en cuenta la existencia de problemas de conducta, ya que la ansiedad generalizada o la regresión de conducta sugieren la posibilidad de traumas o abusos.

Las pesadillas pueden confundirse con otros episodios similares o formar parte de otros trastornos, entre ellos: convulsiones, terrores del sueño, trastornos del comportamiento durante el sueño REM, parálisis del sueño, narcolepsia, ataques de pánico nocturno, trastorno disociativo asociado al sueño, síndrome de estrés postraumático o trastorno por estrés agudo.

Una adecuada higiene del sueño puede reducir la aparición de pesadillas, se puede lograr con las siguientes acciones:

  • Antes de que el niño se acueste genere un período tranquilo y relajante.
  • Evite que el niño vea películas, series de televisión o escuche historias de terror antes de acostarse.
  • Reduzca aquellos factores que puedan ser estresantes para el niño.
  • Restrinja la ingesta de líquidos después de la cena
  • Es aconsejable que el niño orine antes de acostarse.

Te comparto estas estrategias que pueden ser útiles ante una pesadilla:

  • tranquilizar y calmar al niño, recalcando que ha sido sólo una pesadilla
  • utilizar objetos que le transmitan seguridad para ayudarle a volverse a dormir
  • dejar encendida una luz tenue por la noche si es necesario.

En el tratamiento contra las pesadillas se han utilizado, con resultados satisfactorios, intervenciones psicológicas basadas en técnicas conductuales (desensibilización sistemática, técnicas de exposición), cognitivas (técnicas de modificación del contenido del sueño, técnicas de afrontamiento de la pesadilla mientras ocurre) y de desactivación (relajación e hipnosis).  Sin embargo, una estrategia útil en atención primaria que reduce la frecuencia y el malestar asociado de las pesadillas es la “terapia de ensayo/repaso en imaginación”. Consiste en pedirle al niño/adolescente que dibuje o describa la pesadilla (según la edad) y que cambié el final por uno triunfante, de manera que con este nuevo final el niño se sienta seguro.

Quiero recalcar que el hecho de que un niño sufra pesadillas y terrores nocturnos es algo normal, pasajero y que no suele, ni debe, traumatizar. Pero en caso de creer que tu hijo sufre ‘más de la cuenta’, o de ver que no logra dormir lo suficiente y durante el día manifiesta cansancio e irritabilidad excesiva, siempre será conveniente y jamás estará de más pedir apoyo de un profesional.

Psic. Alicia Domínguez de Pedro

Dra. Descanso ®

Que sueñen con los angelitos®

FUENTE: Guías de práctica clínica en el SNS Atención Primaria

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